Clavar clavos

CLAVAR SIN RAJAR

Hay varias formas de clavar un clavo y esas son dos. La incorrecta y la correcta.

No es un chiste, pero muchos suelen ir a la ferretería a comprar clavos antes de verificar que clase, espesor o largo debe tener éste. 
Al volver a casa se encuentran luego con la sorpresa de que al clavar sobre la madera resultan ser muy largos y la traspasan clavando por accidente su proyecto contra la mesa de trabajo.

También puede pasar todo lo contrario, al ser más cortos terminan las piezas soltándose, cayendo al piso, aún si están encoladas. 

Pero lo más grave de todo esto es que la madera se raje al clavar, inclusive al atornillar.
Lo que hace romper a la madera es que el clavo al ingresar empuja la fibra hacia ambos costados y la despega. Ahí se produce la rajadura. El clavo está ocupando lugar. Es como si ingresara una persona obesa a un auto chico con todos sus asientos ocupados.

Es importante tener en cuenta primero que cada espesor de pieza de madera debe ser compatible con el clavo o tornillo que recibirá,  con las medidas y características  específicas. No es conveniente armar, por ejemplo, una tranquera con clavos delgados.

Por ahora quiero comentarles que hay una forma de clavar o atornillar, sin que la madera se agriete o raje, más aún si se trata de maderas duras.

Por ejemplo, si utilizamos clavos de 2 mm de espesor, debemos hacer un agujero con un taladro eléctrico, utilizando una mecha igual o más fina que el espesor del clavo. Es para que el clavo entre un poco ajustado, pero no raje la madera.

Sea cual fuere el proyecto que encaremos, esta forma de trabajar nos quitará muchos dolores de cabeza, ya que el clavo  irá en línea recta u oblicua. 

Ingresará sin que la veta lo desvíe en ningún momento. 
Podemos clavar inclusive en los extremos de las piezas, sin que se raje.

Cualquier duda amigos, no duden en consultarme.