Muchas veces, cuando intentamos clavar un clavo en el extremo de una madera, nos encontramos con la sorpresa de que se raja, aún cuando el clavo no es tan grueso.
Esto ocurre porque la fibra no es suficiente para contener la presión que ejerce el cuerpo del clavo al empujarla hacia los costados, cuando éste ingresa.
Cual sería la solución ?...
No hay magia para esto.
Perforamos con una mecha, preferiblemente con un diámetro menor que el del clavo.
Simplemente evitamos que haya presión, demoliendo esa fibra por donde pasará el clavo. Un orificio angosto. Será algo ajustado para que se sostenga en su interior con firmeza. La perforación no debe tener el mismo largo del clavo, dejaremos unos cuantos milímetros para que se sujete en el fondo con más firmeza.
La madera no se rajará.
Este procedimiento es válido también para colocar tornillos.
UNIONES RESISTENTES CON CLAVOS
Como podemos unir dos piezas de madera con clavos, y hacer que éstas no se separen ni con fuertes golpes ?
Simplemente tomamos un clavo largo, que pueda atravesar las dos piezas, y se salga por la cara inferior un buen tramo.
Imagen de la cara inferior con el sobrante del clavo.
Una vez que tengamos el otro extremo a la vista por el otro lado, a la salida, tomamos una pinza como se ve en la imagen y lo sujetamos con firmeza.
Golpeamos su extremo doblando su punta, formando una letra "L" invertida.
Luego hacemos girar la "L" desde su base, golpeando por el costado hasta que la punta comience a clavarse en la cara de la madera.
Seguimos martillando hasta que quede al ras. Como verán, el resto del clavo que ha salido por la otra cara se ha convertido en una grampa, lo que convierte a esta unión prácticamente inseparable.
El clavo no se soltará por ninguna de las dos caras, y menos si el clavo tiene cabeza.
Se debe deshacer la grampa para que el clavo se suelte y permita separar las dos o más piezas.
Nos vemos en la próxima
Les mostraré pronto más trucos, en la segunda parte.
Les mando un abrazo gigante.
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